15 agosto, 2010

CONVIVENCIA DE ENSUEÑO

Un lugar geográfico bien concreto: Asturias y Cantabria. Ese fue el lugar elegido para disfrutar de un fin de semana idílico. Tres fueron los principales ingredientes de un plan que tardaremos mucho tiempo en olvidar: El mar, los picos de europa y el Santuario de Covagonga.

Para el primer plan elegimos S. Vicente de la Barquera. Para disfrutar de la montaña nos acercamos al macizo central de los picos de europa y en el Santuario de Covadonga estuvimos la mañana del domingo.

En la santa cueva estuvimos rezando un buen rato. Tuvimos presentes las intenciones de todas las familias de Alcotán. De la foto, la prueba.




¡Qué día tan impresionante!¡Qué momentos los vividos a más de 2.000 metros de altura! Sobrevolar por encima de las nubes es siempre una experiencia poco común que cuando la vives no sabes si la estás soñando...quizás me estoy emocionando pero el que no lo haya vivido no puede entenderme...



Disfrutamos del mar tanto el viernes por la tarde como el domingo. Es decir, el comienzo y el final del plan fue el mismo: el mar cantábrico y sus aguas reconfortantes. Sobre todo para aquellos que veníamos de la calurosa meseta castellana. Aquí puede verse una panorámica de la playa de S. Vicente

07 agosto, 2010

ALCOTÁN EN EL CAMPAMENTO DE VALDELUGUEROS: BODÓN

Amaneció sin nubes, y a las 11.30, cuando nos pusimos en camino, ya hacía un calor considerable. Y por si fuera poco, antes de salir del pueblo de Lugueros dos rezagados se despistaron. Tras estos retrasos en el arranque, por fin empezamos el trayecto. Un rodeo inicial, llenando las cantimploras, y una escalada final. Parece fácil, pero en total tres horas de constante subida. Y no hubieron abandonos: Todos hasta el final. Allí estuvieron Miguel, Josechu, Toni, Pablo, Charlie con sus saltos de cabra, Miguel López tirando del carro, Jaime absorviendo sol, Pepe en silencio espartano, santanderinos y palentinos, y algún que otro zamorano, como Manu y Carlos Lozano (que llegó a duras penas, ejem) y Robbie Hearing. Ah, y Rodri, que a pesar de las ampollas, llegó también.
Hacia las cuatro, después de comer en la gigantesca cueva, coronamos la cima DEL MONTE BODÓN.